martes, 12 de agosto de 2014

ORIGEN DEL TAHUANTINSUYO




El Tahuantinsuyo, organizado por los Incas, se constituyó como el más importante y poderoso Estado que existió en los Andes antes de la llegada de los españoles. Esta civilización andina que se extendió aproximadamente por 95 años, desde 1438 hasta 1533; se refiere a la fase final de la larga historia de desarrollo cultural de la región que se originó probablemente dieciséis milenios antes de Jesucristo. La cultura y organización incaica destacan por haber logrado la última de las síntesis prehispánicas de las que llamamos culturas andinas.
El origen y la presencia de los Inca en el Cusco ha tenido una doble explicación. Por una parte, explicada a través de mitos y leyendas, que le otorgaban un origen sobrenatural; y por otro lado, una explicación científica – histórica basadas en las modernas investigaciones arqueológicas.


El Tahuantinsuyo abarcó casi toda la  parte de Occidental de Sudamérica (Desde Colombia, pasando por Ecuador y Perú,Bolivia hasta cubrir Chile y parte de Argentina). Con una población de mas de 12 millones de habitantes unidos por una sola lengua, el Quechua; las lenguas de los pueblos conquistados permanecieron. Estaba gobernado por un emperador llamado Inca.

ORIGEN  LEGENDARIO

son numerosas las leyendas que intentan explicar el origen de esta gran cultura (el termino "imperio" es inadecuado) asi tenemos


La leyenda de manco capac y mama ocllo


Se cuenta que el Dios Sol mandó a sus dos hijos, Manco Cápac y Mama Ocllo, a fundar el Tahuantinsuyo (Imperio Incaico).
Estos salieron del Lago Titicaca (Perú-Bolivia), con una varilla de oro en la mano de Manco Cápac, para que el lugar en donde esta se hundiera fundaran el Imperio Incaico.
Y así fue, a las faldas del cerro Huanacaure, se hundió la varilla. Y fue así, como en ese lugar, fundaron el Imperio Incaico.

Los hermanos ayar 

Se cuenta que el Dios Huiracocha dispuso que los hombres poblaran la tierra. Y fue así como salieron, de una cueva, cuatro hermanos y cuatro hermanas.
Ayar Cacha, el más fuerte, fue encerrado por sus hermanos en una cueva, junto al cerro Huanacaure.
Ayar Uchu, fue convertido en piedra. 
Mama Huaco, lanzó dos varas de oro al aire, de las que solo una se clavó firmemente en la tierra. Indicando el lugar donde debían establecerse. Ayar Auca, al igual que Ayar Uchu, se convirtió en piedra.
Ayar Manco, el último hermano, fundó el imperio Incaico. Y además se cambió el nombre por el de Manco Cápac.

para la historia Manco Capac es el primer inca gobernante, aunque se desconocesi existio realmente, por eso se le denomina "inca legendario"


   

La batalla de Ayacucho



Un día como hoy se llevó a cabo la célebre batalla de Ayacucho en la Pampa de la Quinua; en ella se selló la independencia del Perú y de la América meridional. La ocasión merece recordar algunos pasajes de las meditaciones que hizo el historiador José de la Riva-Agüero y Osma (recopiladas en "Paisajes peruanos") cuando pasó por este hermoso paraje, allá en 1912:

En la quieta y larga gestación de la Colonia, el proceso de nuestra unidad fue el callado efecto de la convivencia y el cruce de razas; pero, realizada la emancipación, se imponía, como deber imperiosísimo, acelerar aquel ritmo, apresurar la amalgama de costumbres y sentimientos, extenderla de lo mecánico e irreflexivo a lo mental y consciente, y darle intensidad, relieve y resonancia en el seno de una clase directiva, compuesta por amplia y juiciosa selección. Sin esto el Perú había de carecer infaliblemente de idealidad salvadora; y desprovisto de rumbos, flotar a merced de caprichos efímeros, de minúsculas intrigas personales, y el azar de contingencias e impulsiones extranjeras. Y aún más se advirtió la urgente necesidad de aquella clase directiva, centro y sostén de todo pueblo, con el establecimiento de la república democrática, que la supone y reclama, porque privada de la guía y disciplina de los mejores, tiende a degenerar por grados en anarquía bárbara, en mediocridad grisácea y burda, y en inerme y emasculada abyección. Nuestra mayor desgracia fue que el núcleo superior jamás se constituyera debidamente

null
Crepúsculo en la Pampa de la Quinua (foto: Juan Luis Orrego)

¿Quiénes, en efecto, se aprestaban a gobernar la república recién nacida? ¡Pobre aristocracia colonial, pobre boba nobleza limeña, incapaz de toda idea y de todo esfuerzo! En el vacío que su ineptitud dejó, se levantaron los caudillos militares. Pretorianos auténticos, nunca supieron fijar sostenidamente la mirada y la atención en las fronteras. Héroes de rebeliones y golpes de estado, de pronunciamientos y cuarteladas, el ejército en sus manos fue, no la augusta imagen de la unión patria, la garantía contra los extranjeros, el eficaz instrumento de prestigio e influencia sobre los países vecinos, sino la plapitante y desgarrada presa de las facciones, la manchada arma fratricida de discordias internas, la vana apariencia de las palabras y los ademanes quijotescos, no oculta en esos jefes el fondo de vulgares apetitos. Absortos en sus enredos personalistas, ávidos de oro y de mando, sus ofuscadas inteligencias no pudieron reconocer ni sus estragados corazones presentior los fines supremos de la nacionalidad; y cuando por excepción alguno acertó en servirlos, todos los émulos se conjuraron para derribarlo, y lo ofrecieron maniatado al enemigo extranjero. Así se frustraron miserablemente las dos altas empresas nacionales, la de La Mar el 28 y la de Santa Cruz el 36

null
Pampa de la Quinua (foto: Juan Luis Orrego)

Por bajo de la ignara y revoltosa oligarquía militar, alimentándose de sus concupiscencias y dispendios, y junto a la menguada turba abogadil de sus cómplices y acólitos, fue creciendo una nueva clase directora, que correspondió y pretendió reproducir a la gran burguesía europea. ¡Cuán endeble y relajado se mostró el sentimiento patriótico en la mayoría de estos burguese criollos! En el alma de tales negociantes enriquecidos ¡qué incomprensión de las seculares tradiciones peruanas, qué estúpido y suicida desdén por todo lo coterráneo, qué sórdido y fenicio egoísmo! ¡Para ellos nuestro país fue, más que nación, factoría`productiva; e incapaces de apreciar la majestad de la idea de patria, se avergonzaban luego en Europa, con el más vil rastacuerismo, de su condición de peruanos, a la que debieron cuanto eran y tenían! Con semejantes clases superiores, nos halló la guerra de Chile; y en la confusión de la derrota, acabó el festín de Baltazar. Después, el negro silencio, la convalecencia pálida, el anodinismo escéptico, las ínfimas rencillas, el marasmo, la triste procesión de las larvas grises...

null
Pampa de la Quinua 



















PD: Qué poco ha cambiado nuestra burguesía o clase dirigente...

PRIMERA GUERRA MUNDIAL


La intención de este artículo es facilitar una guía sencilla de la Primera Guerra Mundial. Con su ayuda se podrán ubicar, en su adecuado contexto, otros artículos de la Primera Guerra Mundial que contarán con un mayor nivel de detalle y desarrollo, pero que tratarán temáticas más específicas o acontecimientos más concretos.


Aquellos que tengan ya unas bases de conocimiento sólidas sobre la Primera Guerra Mundial encontrarán, quizás, este resumen innecesario. Por otra parte, los que no cuenten con dichos conocimientos podrán usarlo como guía y mapa, con la que poder comprender mejor otros artículos.

Dicho esto, empecemos…

La “Triple Entente” y los “Imperios Centrales”.

Las naciones europeas habían vivido una época de crisis sucesivas, antes de 1914, que hizo que considerasen la guerra como algo inevitable que estallaría en cualquier momento. Con esto en mente, prepararon redes de alianzas militares con las que poder hacer frente a sus enemigos, configurándose así dos bandos definidos.

Por un lado, la Triple Entente estaba compuesta por FranciaGran Bretaña y Rusia, que habían forjado alianzas entre sí con la intención de poder defenderse de Alemania, el país más fuerte de Europa, que últimamente se mostraba demasiado ambicioso. La particularidad de esta alianza era que, en caso de guerra, amenazaría a Alemania por dos frentes.

Por otro lado, Alemania trataba de equilibrar la balanza con su propia red de alianzas, los Imperios Centrales (oPotencias Centrales), así llamados por su posición central en Europa. Esta alianza la componían el Imperio Alemán, el Imperio Austro-Húngaro e Italia.


Esta maraña de alianzas ocasionaría que, en caso de que uno de sus integrantes se viese agredido, arrastrara a sus aliados con él hacia la guerra. ¿Y qué ocurriría en el caso en que el agresor contase también con sus propios aliados? Pues que un pequeño conflicto local podría desembocar en una guerra continental. Y eso es lo que pasó.

Comienza la guerra.

El desencadenante fue el asesinato del heredero de la corona austro-húngara en Sarajevo, en 1914. Al sospechar de la implicación de Serbia en el atentado, Austria-Hungría le presenta un ultimátum para que dejase que la policía austro-húngara investigase en su nación. Dado que esto significaría renunciar a su soberanía, Serbia se niega, y Austria-Hungría le declara la guerra.

Rusia, protectora de Serbia, declara la guerra al Imperio Austro-Húngaro, y comienza a movilizar su ejército.Alemania, aliada de Austro-Hungría, declara la movilización general para hacer frente a los rusos. Francia, aliada de Rusia, se moviliza contra los germánicos, convirtiendo en realidad la guerra por dos frentes que los alemanes temían.


Para neutralizar lo antes posible la amenaza de una guerra por dos frentes, Alemania decide invadir rápidamente a Francia y someterla, antes de que el gigante ruso tenga tiempo de movilizar su vasto ejército. De esta forma, se enfrentará a sus enemigos de uno en uno, en vez de simultáneamente. Pero para que ese plan tenga éxito, Alemania debe realizar dicha invasión por el flanco más débil de Francia, lo que implica la necesidad de atravesar Bélgica.

Dado que Bélgica se niega a dejar que los ejércitos alemanes pasen por su suelo, Alemania la invade. Gran Bretaña, defensora de la neutralidad belga, tiene así la excusa par declarar la guerra contra Alemania, y hacer frente común con Francia.

Italia, debido a un pacto secreto firmado anteriormente con Francia, declara su neutralidad en la guerra. Los Imperios Centrales pierden así a un aliado.

Todos los ejércitos marchan al frente, pensando que sería una guerra corta. Se equivocaron.

La guerra de movimientos.

Los ejércitos alemanes invaden Bélgica y se adentran en Francia, siguiendo el Plan Schlieffen, cuyo objetivo es rodear por el norte a los ejércitos franceses, atraparlos en un cerco y destruirlos. Sin embargo, este movimiento envolvente es detenido por los franceses en la Batalla del Marne (1914).


Los ataques frontales se revelan sorprendentemente ineficaces, por parte de ambos bandos. Las cargas de caballería e infantería contra las posiciones enemigas, realizadas con la mentalidad de las guerras napoleónicas, son detenidas con abrumadora facilidad por un arma nueva que comienza a dominar el campo de batalla. La ametralladora. Así pues, se intenta recurrir a movimientos envolventes nuevamente, para evitar los asaltos frontales. Los alemanes maniobran para intentar volver a rodear a los franceses, y éstos maniobran para impedírselo. Ambos bandos compiten en una “carrera hacia el mar”, esperando poder flanquear al otro antes de que el Canal de la Mancha les cierre el paso. Ninguno lo consigue. La “carrera hacia el mar” termina en empate, y el frente se extiende ahora ininterrumpidamente desde el mar hasta los Alpes suizos.


No es posible realizar más movimientos envolventes, no hay espacio por donde poder intentarlo. Tan sólo es posible hacer ataques frontales. Pero la omnipresente ametralladora convierte eso en una tarea imposible. ¿Qué hacer, entonces?

La guerra de movimientos ha terminado. Comienza la guerra de trincheras.

La guerra de trincheras.

Nadie pensó nunca que la ametralladora cambiaría tanto la forma de hacer la guerra. Por tanto, nadie sabía qué hacer ahora. Los asaltos al estilo napoleónico eran un suicidio, las ametralladoras barrían a los asaltantes. Así que se pensó que la solución podría estar en usar la artillería para abrir brecha en el impenetrable frente, por la que podrían penetrar los soldados y poner fin así a esta situación.


Pero los defensores no sólo tenían ametralladoras. Tenían palas también. Y cavaron, cavaron pozos y trincheras, donde podrían protegerse de los bombardeos. Cuando la artillería cesaba el fuego, tan sólo tenían que volver a asomar sus ametralladoras, y una vez más barrer a los confiados asaltantes.

Los generales, aún desconcertados, pensaron que la solución tendría que ser tecnológica. Aumentaron el calibre y poder destructivo de la artillería, pero los defensores reaccionaban construyendo trincheras más profundas, más sofisticadas y mejor fortificadas. Desarrollaron nuevas armas, como letales gases químicos destinados a matar a los ocupantes de las impenetrables trincheras, para poder así luego conquistarlas sin oposición; pero los defensores comenzaron a llevar máscaras antigás que les protegían de sus nocivos efectos.


Ambos bandos estaban perplejos. La guerra había evolucionado a un tipo de conflicto desconocido hasta ahora, y nadie sabía cómo adaptar sus obsoletas tácticas y estrategias. Nadie podía seguir avanzando. Nadie podía conquistar, nadie podía vencer. El frente se tornó estático, impenetrable, inamovible.

Pero sólo en el Frente Occidental.

El Frente Oriental.

Mientras tanto, los rusos se habían movilizado antes de lo que calculó el Estado Mayor alemán, y se lanzaron a invadir la Alemania oriental. Las fuerzas germánicas orientales eran inferiores en número, pero contaban con una ventaja. Los rusos usaban la radio (una tecnología relativamente nueva) con demasiada despreocupación, pues no se molestaban en cifrar sus comunicaciones. Los alemanes sólo tenían que interceptar sus transmisiones, y así poder enterarse de todo lo que estaban haciendo.

Con esta ventaja de su parte, los alemanes, dirigidos por Hindenburg Ludendorff, interceptaron el avance ruso en Prusia Oriental, en la Batalla de Tannenberg (1914). A pesar de su amplia superioridad numérica, los rusos fueron derrotados con extraordinaria contundencia. A partir de entonces, los alemanes inflingieron a los rusos constantes derrotas, haciéndoles perder ingentes cantidades de tropas y llevándoles al borde del colapso.


Debido a la gran pérdida de soldados rusos, la situación de la Rusia zarista llegaría a ser insostenible. El pueblo ruso deseaba salir de una guerra que sólo le traía desastres. Ello propiciaría la revolución socialista de Lenin, quien enarbolaba la consigna de firmar la paz con Alemania a cualquier precio. Cuando Lenin tomó el poder en 1917, firmó la paz de Brest-Litovsk, entregándole al Imperio Alemán múltiples territorios.

¿Cómo solucionar el empate de las trincheras?

Desde finales de 1914, el Frente Occidental era una larga línea de trincheras que se extendía desde el Canal de la Mancha hasta Suiza. Los intentos de abrir brecha se convertían en un derroche de hombres y material, y no llevaban a ninguna parte. ¿Cómo salir de este frustrante empate?

Lo ideal era la ruptura de la sólida línea de trincheras enemigas. Abrir un agujero en las defensas enemigas por donde lanzar tus tropas, alcanzando la vulnerable retaguardia enemiga y desmoronando así el sistema de trincheras. Pero ello nunca se alcanzó, en parte por la mentalidad obsoleta de los generales, que no supieron adaptarse a las nuevas exigencias de una guerra industrial. Así pues, se buscaron alternativas.  

El concepto de la diversión cogió fuerza. Si el Frente Occidental era impenetrable, habría que abrir nuevos frentes, atacando así por otros ángulos menos fortificados, y atrayendo recursos del enemigo a esos frentes. Para abrir esos nuevos frentes se buscó a nuevos aliados. Japón entra en guerra de parte de la Entente en 1914, atacando las colonias alemanes del Pacífico, convirtiendo así la guerra continental en una guerra mundial. Italia, tras declarar su neutralidad, protagonizará un cambio absoluto de bando cuando, en 1915, también entre en guerra, aliándose con la Entente, amenazando así a Alemania y Austria-Hungría por un nuevo frente en el sur. Sin embargo, los Imperios Centrales también sumarían nuevos aliados. El Imperio Otomano se había aliado a Alemania, amenazando el control colonial británico de Oriente Próximo, y Bulgaria se sumaría a su red de aliados en 1915. Ambos bandos incrementaban así sus efectivos.

El intento más importante de usar la táctica de la diversión fue usado por la Entente cuando, en 1915, realizó un osado desembarco en Turquía, en lo que se conoce como la Batalla de Galípoli. Pero la intención de conquistar la capital otomana se tornó en fracaso.


Por otra parte, la lucha en los frentes coloniales (por África y Asia) no atrajo demasiados efectivos del Frente Occidental que se quería debilitar, pues éste fue siempre considerado prioritario. Allí se decidía todo, y por ello los frentes coloniales fueron siempre secundarios.

Finalmente, en Alemania se llegó a la conclusión de que la guerra estaba tan equilibrada que sólo podía ganarse por medio de la estrategia del desgaste. Infligir una gran cantidad de pérdidas al enemigo, que resultase mucho mayor que las propias, sería lo que decidiría la contienda. Siguiendo este razonamiento, los alemanes lanzaron, en el Frente Occidental, una ofensiva que desembocaría en las batallas del Somme y Verdún, en 1916. El objetivo era infligir al enemigo el triple de pérdidas que sufrieran los alemanes. Sin embargo, las pérdidas francesas (275.000 muertos) apenas superarían a las alemanas (240.000 muertos). La estrategia del desgaste tampoco estaba pareciendo funcionar.

Guerra en el mar.

Sólo hubo una gran confrontación naval en esta guerra, y fue la Batalla de Jutlandia (1916). Las flotas británica y alemana, con una fuerza pareja, entablaron combate en el Mar del Norte, terminando la confrontación sin un vencedor claro. Sin embargo, los barcos germánicos regresarían a sus puertos y no volverían a intentar disputar el control británico de los mares.


El Alto Mando alemán abandonaría la guerra convencional marítima, y traerían el concepto de la “guerra de desgaste” de la tierra al océano. Lo que pretenderían desgastar ahora serían las líneas de suministros marítimas de la Entente, con la intención de que ello hiciese hincarse de rodillas a Gran Bretaña y colapsase las trincheras de Francia. Para ello recurrirían a los submarinos y atacarían a sus buques mercantes. Sin embargo, al estimarse que los mercantes de los países neutrales jugaban un papel importante en mantener esas líneas de suministros, en 1917 Alemania declaró una guerra submarina a ultranza. Los submarinos atacarían todo buque mercante que viesen, sin importar su nacionalidad. Lo que provocaría que Estados Unidos entrase en guerra contra Alemania, en 1917.

1917, año crítico.

Varios acontecimientos importantes tienen lugar en 1917.

Rusia, tras sus descalabros militares, firmó la paz con Alemania, entregándole territorios. Esto liberó a las tropas germánicas orientales, que pudieron reforzar ahora el sufrido Frente Occidental con nuevos efectivos, entre los cuales figurarían reclutas de los nuevos territorios cedidos por Rusia. Con tantos recursos reconcentrados en el oeste, Alemania empezaba ahora a tener la balanza inclinándose a su favor.


Además, la Batalla de Caporetto hizo derrumbarse parte del frente italiano. Los alemanes y austro-húngaros conquistaron mucho territorio y capturaron miles de prisioneros, antes de que los italianos lograsen levantar una nueva línea defensiva. La Entente tuvo que desplazar recursos al frente italiano para ayudar a cerrar esta brecha, repercutiendo en el debilitamiento de la Entente en el Frente Occidental.

Así pues, Alemania se encontró con una transitoria superioridad de medios y efectivos en el Frente Occidental. Pero tenía que darse prisa en aprovecharla. ¿Por qué? Porque el gigante industrial, Estados Unidos, se unía ahora a la Entente. Con multitud de tropas frescas. Con inmensos recursos materiales a su espalda. O Alemania derrotaba ahora a sus enemigos, o la superioridad de medios y efectivos pasaría a ser propiedad de la Entente.

El fin de la guerra.

En 1918, dirigidos por Ludendorff, los alemanes intentaron usar su transitoria superioridad, antes de que fuese demasiado tarde. Adaptándose por fin a las exigencias de una guerra industrial, llevaron a cabo nuevas tácticas, usando tropas especializadas y concentrando sus efectivos en puntos clave del frente, por los que lograron penetrar (¡por fin!) y empujar hacia atrás a la Entente. Sin embargo, el ejército alemán estaba demasiado exhausto por cuatro años de conflicto, y no tuvo la fuerza suficiente para aprovechar estas victorias. Sin poder rematar a la Entente, ésta se recuperaría de estas derrotas, y empezaría a presionar hacia delante, con los refuerzos enviados por Estados Unidos.


Alemania vio que la derrota era cuestión de tiempo. Su ejército estaba agotado. Y por si fuese poco, sus aliados estaban desmoronándose en otros frentes, ante la presión de la Entente y sus aliados. Las líneas alemanas amenazaban con romperse en cualquier momento. 

Así pues, viéndose incapaces de seguir luchando, los germánicos pidieron un armisticio. Ningún enemigo había pisado aún suelo alemán.

La Paz Impuesta.

Los vencedores excluyeron de las negociaciones de paz a los vencidos. Cuando estuvo completa, en 1919, simplemente le presentaron a Alemania el tratado de paz de Versalles para que lo firmase.


Los alemanes se sintieron indignados al leer el tratado. No sólo perdían los territorios ganados a Rusia en el tratado de Brest-Litovsk, sino que además perdían parte de sus territorios originales. Especialmente ofendidos se sintieron con el llamado “corredor polaco”, una franja de tierra otorgada a Polonia que dividía a Prusia Oriental del resto de Alemania. Además, se vieron obligados a pagar a los vencedores unas reparaciones de guerra desorbitadas. Y se les exigía entregar casi toda su flota, y reducir permanentemente su ejército a 100.000 soldados, una cifra minúscula.

Los germánicos considerarían el Tratado de Versalles una enorme injusticia. Humillados, su resentimiento sería el caldo de cultivo idóneo para hacer crecer deseos de revancha.  

Consecuencias.

De la Paz de Versalles nacería una nueva Europa. El Káiser abdicó, y el Imperio Alemán se transformó en República. Austria-Hungría se desintegró en pequeños países. Un cinturón de estados-tapón (nacidos a partir de antiguos territorios alemanes y rusos) se levantó delante de la Rusia Comunista, debido al temor que despertaba a las potencias occidentales.


Europa se encontró agotada y devastada por la guerra, lo cual marcó su declive a nivel mundial. Estados Unidos y Japón se alzaron como nuevas potencias hegemónicas. Todo ello sentaría las bases para una crisis económica que estallaría con fuerza con el Crack de la Bolsa de 1929.

Pero lo más destacable es que la humillación de la Paz Impuesta, y la crisis económica posterior, propiciarían el ascenso al poder del partido Nacionalsocialista de Hitler. En Alemania se extendió el mito de que su nación no había sido derrotada por la fuerza de las armas sino por una “traición interior”. El que ningún soldado extranjero hubiese puesto el pie en su suelo, durante la guerra, reforzó esta leyenda. Se designó a los judíos como los principales culpables, creando así un chivo expiatorio. Hitler enardeció a las masas, prometiendo reparar la humillación alemana y recuperar la gloria perdida.


Alemania burlaría las restricciones del Tratado de Versalles y reconstruiría su ejército. Aspiraría a recuperar los territorios que le arrebataron. Aprendería de las experiencias en el Frente Occidental, desarrollando una doctrina militar, la Blitzkrieg, pensada para ser el némesis de la guerra de trincheras.

Los vencedores, en cambio, quedarían cegados por la autocomplacencia de la victoria. Así pues, cuando estalló laSegunda Guerra Mundial, en 1939, creyeron que con una nueva guerra de trincheras volverían a derrotar a Alemania. Se equivocaron.

Pero eso, es otra historia.

lunes, 11 de agosto de 2014

Abolición de la esclavitud y el tributo indigena

La "era del guano": la abolición de la esclavitud y del tributo


Las medidas populistas de Castilla al exonerar del tributo a los indios y liquidar la esclavitud negra tuvieron sus repercusiones en los gastos del Estado. La manumisión de casi 26 mil esclavos en 1854, por ejemplo, se hizo mediante el pago de 300 pesos por cada esclavo liberto a sus propietarios. El costo de esta medida fue de casi 8 millones de pesos y su financiamiento pudo ser posible gracias al dinero generado por el guano.

No es difícil sospechar que algunos propietarios declararon tener más esclavos que los que realmente tenían y así recibir mayor cantidad de dinero. Lo importante es señalar que esta medida puso en manos de la clase alta una suma importante de dinero para ser reinvertido en la agricultura. Parte del mismo se utilizó en contratar la llegada de trabajadores chinos bajo un sistema de esclavitud disfrazada.

En este sentido, es importante decir que el proceso de manumisión en el Perú fue lento y parcial. En 1821, San Martín declaró libres a todos los hijos de esclavas nacidos desde el 28 de julio y a los mayores que se enrolaran en el ejército. Los propietarios agrícolas protestaron y todo quedó en nada. Pero con los años llegó un momento en que los agricultores vieron que un esclavo era caro de mantener, rendía poco y que la mano de obra resultaría más barata convirtiendo a los esclavos en peones "libres", obligados a trabajar en la hacienda a cambio de alquilarles, en duras condiciones, una pequeña parcela de tierra. Así nacieron las llamadas "chacras de esclavos". De otro lado, en Lima, el 60% de los esclavos vivía en el área urbana dedicándose al servicio doméstico y no a tareas rurales.

El número de esclavos negros iba decreciendo con los años y el precio de cada uno también decrecía, evidenciándose una desintegración del régimen esclavista previo a 1854, año de la manumisión. Cuando Ramón Castilla decretó en Huancayo la histórica medida, el número de esclavos en el Perú era de casi 26 mil, cifra que representaba apenas el 1.3% del total de la población.

null
Caricatura de Castilla referente a la abolición del tributo y la esclavitud


Por su lado, la eliminación del tributo indígena era una medida fácil, ya que para 1850 este rubro representaba menos de 900 mil pesos al año debido al empobrecimiento creciente de la población andina. Introducido desde el siglo XVI, el tributo indígena fue suprimido por San Martín en 1821 para ser finalmente repuesto en 1826 como una forma de atenuar la penuria financiera del Estado peruano. En 1830, el ministro de Hacienda, José María de Pando, opinaba que la experiencia de los siglos había demostrado que la "contribución" indígena había sido fijada con prudencia y perspicacia, y puesto que ella estaba tan arraigada por la costumbre, toda innovación sería peligrosa. De esta manera tan directa, el viejo tributo colonial quedaba legitimado para los nuevos gobernantes.

Durante al revolución liberal de 1854 llegó la hora de abolir el tributo indígena. Deseoso de ampliar su apoyo popular en contra de Echenique, Castilla canceló definitivamente el impuesto que pesaba sobre el conjunto de la población indígena. Para la economía peruana, esta medida contribuyó a reducir la producción agrícola con la consiguiente inflación de precios. La razón es que los indios debían generar excedente agrícola y comercializarlo para conseguir dinero y pagar el tributo. Ahora, desaparecido el tributo, ese excedente y su comercialización perdían sentido y las familias campesinas regresaban a una economía casi autosuficiente.

Pero esto no fue todo. Mientras funcionó el tributo muchos terratenientes o gamonales andinos se beneficiaban del trabajo de los indios y en reciprocidad les pagaban la "contribución". Ahora, al suprimirse el tributo, a la clase propietaria no le quedó otra alternativa que apropiarse de las tierras de las familias indígenas como una forma de seguir controlando su fuerza de trabajo. Como vemos, en lugar de beneficiar esta medida a los indios contribuyó a acentuar su desprotección. Por lo menos durante el virreinato había una legislación especial que velaba por sus tierras comunales que no podían ser usurpadas por criollos o mestizos.

null
Fotografía de esclavo o ex esclavo negro en Lima